4.5 SE ABREN LOS SEIS SELLOS


4.5 SE ABREN LOS SEIS SELLOS
                          
Rev 6:1 Entonces vi que el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir con una voz como de trueno: "¡Ven!"
Rev 6:2 Miré, y vi un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco y le fue dada una corona, y salió venciendo y para vencer.

Cuando Jesús (Juan 1:29; 1 Pedro 1:19) abre el primer sello aparece un ser simbólico sobre un caballo blanco, en textos anteriores se ve que el blanco representa pureza (Rev. 2:17; 3:4), y por la semejanza con Rev. 19:11 muchos creen que este ser simbólico representaría a Jesucristo, quién a través de su vida fiel a Dios hasta la muerte triunfó (Heb. 12:2, 3), por eso se dice que salió victorioso y seguirá venciendo en su segunda venida (2 Tes. 1:7-10) con su “arco” (símbolo de guerrear) y recibe la corona como símbolo de su triunfo (1Te 2:19).

Pero el hecho de que sea Jesús el que está abriendo los sellos, no tendría mucho sentido que él sea el que salga a cabalgar, tomando en cuenta que después tiene que abrir 3 sellos más para que salgan 3 caballos adicionales, entonces este jinete no es Jesús, aunque dará la apariencia de alguien bueno que estará en la tierra para vencer a las naciones pero será con propósitos malignos (ver Capítulo 3.1), este será el anticristo que engañará a las naciones, haciéndoles creer que traerá paz a la tierra, este anticristo aparecerá al principio de la última semana de años (ver Cronología) descrita por Daniel 9:27 (ver Capítulo 3.2).

Se cree que el libro de Apocalipsis fue escrito el año 96 D.C., y que las cosas ahí escritas son acontecimientos futuros (Ver Rev. 1:3) (versión Reina Valera 1995):

Rev 6:3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: "¡Ven!"
Rev 6:4 Salió otro caballo, de color rojizo. Al que lo montaba le fue dado poder para quitar la paz de la tierra y hacer que se mataran unos a otros. Y se le dio una espada muy grande.
Rev 6:5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: "¡Ven!" Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Rev 6:6 Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: "Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino".
Rev 6:7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "¡Ven!"
Rev 6:8 Miré, y vi un caballo amarillo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.

Cuando Jesús abre el segundo, tercero y cuarto sello, aparecen seres simbólicos que ocasionan desastres (ver figura 4.5), algo parecido a lo que Jesús describió como señales de la destrucción de Jerusalén (Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21) y de “su segunda venida”, estos “caballos” serán parte de las señales que comenzarán a indicar el regreso del Mesías.


Figura 4.5: Los 4 jinetes del Apocalipsis
Fuente: http://teologiamasmenos.blogspot.pe/2013/11/los-24-ancianos-del-apocalipsis.html

Por eso algunos creen que esos “jinetes destructores” ya pasaron en el año 70 D.C. cuando Jerusalén fue destruida, o sino cuando le ocurrieron calamidades a Roma cuando dejó de ser el primer imperio del mundo, pero la mayoría los relaciona con acontecimientos presentes (futuros para esos tiempos como las guerras mundiales, las plagas recientes, la contaminación ambiental, el hecho de que Israel ya sea una nación independiente, etc) que indicarían la pronta llegada de Jesús.

Pero hay que tomar en cuenta que esos “caballos” salen después del caballo blanco, o sea después del anticristo (ver Capítulo 3.1), por lo que parece indicar que el anticristo tiene algo que ver con la aparición de los “caballos”, recordemos que en Daniel 9:27 (ver Capítulo 3.2) el anticristo hace un pacto de paz de 7 años con Israel, pero a la mitad del tiempo rompe el pacto y ataca a Israel, al igual que ocurrió en el año 70 D.C. Israel sufrirá las consecuencias del ataque del anticristo, los efectos de los “jinetes destructores”, que fueron similares a las señales del tiempo de la destrucción del templo Judío en el año 70 D.C., serán las señales de la llegada del Mesías en un futuro (ver Cronología) con estos caballos apocalípticos, tal como lo describió Jesús.

Se menciona que el jinete del caballo negro tiene una balanza, también se indican algunas equivalencias, la palabra griega que se traduce “litro” es en realidad “coinix”, veamos su significado según  “Vine”:

coinix (χοῖνιξ) medida de áridos de algo menos de un litro, alrededor de «la cantidad que mantendría a una persona de apetito moderado durante un día», se usa en Rev. 6:6, dos veces. Por lo general, se podían comprar ocho coinixes por un denarius (alrededor de 4 gramos de plata, representando el salario diario de un jornalero). Este pasaje predice circunstancias en las que el denarius será el precio de un coinix.

Veamos también el significado de la palabra griega para “denario” según “Vine”:
denarion (δήναριον) moneda romana, denarius, algo menor que el valor de la dracme griega. Se estima que equivalía a casi 4 gramos de plata, el salario diario de un jornalero en la época de nuestro Señor. Aparece en singular (p.ej., Mat. 20:2; 22:19; Mc. 12:45; Rev. 6:6); y en plural (p.ej., Mat. 18:28; Mc. 14:5; Luc. 7:41; 10:35; Jn. 12:5).
                                                                             
Lo que indicaría que este “jinete” traería escasez a la tierra, tanto que un coinix de trigo costaría tanto como lo correspondiente a un día de trabajo.

Habla de no dañar ni “el aceite ni el vino” (Versión Moderna), se dice que estos eran considerados artículos de primera necesidad en aquel tiempo, quiere decir que aunque habrá escasez, los fieles a Dios podrán por lo menos conseguir lo necesario para subsistir.
El cuarto jinete trae 4 calamidades, las mismas que usó Dios para traer sus juicios contra Jerusalén (Eze. 14:21-22) pero salvó a un resto, al parecer en esta ocasión ocurrirá igual (Ver Rev. 1:18 - Hades).

Tenía autoridad para matar a la “cuarta parte de la tierra”, tal vez no necesariamente la cuarta parte literal del mundo, sino de la “tierra” de Israel (versión Reina Valera 1995):

Rev 6:9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían muerto por causa de la palabra de Dios y del testimonio que tenían.
Rev 6:10 Clamaban a gran voz, diciendo: "¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?"
Rev 6:11 Entonces se les dio vestiduras blancas y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos.
                                   
Cuando se abre el quinto sello, Juan ve “almas” debajo del altar, la palabra griega para “alma” denota ser o vida, literalmente sería que Juan vio vidas o seres (personas) que habían sido degolladas debajo del altar, personas que al parecer habían sido asesinadas por el anticristo y sus 04 “caballos” (ver Capítulo 3.1), esto nos recuerda a los sacrificios que hacían los judíos (Lev. 1:5,11; 3:2, 8,13; 4:7; 17:6), pero por otro lado la sangre (Lev. 17:11,14) también representa la “vida” o el “alma” del animal sacrificado, entonces lo que se ve debajo del altar podrían ser mártires fieles a Dios tal vez con sangre por el hecho de que se mencionan que han sido degollados y debido a que su muerte se considera un sacrificio.

No pueden ser espíritus o almas en el cielo, porque la Biblia dice que nadie ha subido al cielo (Juan 3:13; Hechos 2:34), algunos dirán que esas “almas” fueron al cielo después de Jesús, pero en ninguna parte de la Biblia se dice que las almas (personas) irían al cielo después de su muerte, sólo se habla de que volverán a vivir en el momento de la resurrección (ver Capítulo II) cuando Jesús regrese (1 Tes. 4:15-17; 1 Co.15:50-52).

En el versículo 10 se menciona que las almas clamaban, tal vez de la misma manera que en la Biblia se mencionan que habla la sangre (la sangre representa el alma) de Abel y Jesús (Ge. 4:10-11; Hebreos 12:24) simbólicamente, es decir, para Dios es como si clamara por justicia las vidas perdidas o la sangre de sus mártires (Lc. 18:7-8; 2 Re. 24:3-4), recordemos que Juan no describe algo literal sino visiones.

El que se les “haya dado una “ropa blanca” indica que son del agrado de Dios por su aguante hasta la muerte (Ver Rev. 3:5; 4:4), pero si no están vivos, ¿cómo se les puede decir que descansen?, tal vez indicándole a Juan que seguirán descansando en la muerte hasta el tiempo indicado para que así tengan paciencia los vivos, la Biblia indica una expresión parecida sobre los que se han “dormido” en la muerte (Sal. 13:3; Mateo 9:24; Jn. 11:11-14; Hch. 7:60; 1 Co. 15:6,51) y Rev. 14:13 indica a la muerte como un descanso utilizando la misma palabra griega para “descanso” que en Rev. 6:11; hay que tener en cuenta que son visiones, no son seres literales o reales, sino simbolismos (Rev. 1:1).

Se menciona también que descansarán hasta que el resto de sus coesclavos “hubiesen de ser muertos, así como ellos” (Versión Moderna), refiriéndose tal vez solo a los “coesclavos” que de alguna manera tienen que morir hasta antes de que venga Jesús, no indicando necesariamente que todos los cristianos fieles tengan que morir (1 Co. 15:51-52; 1 Tes. 4:14-17), más bien podría ser también comparando lo siguiente, así como los de la visión de Juan fueron fieles hasta la muerte, considerando su muerte (siendo degollados o no) como un sacrificio (Romanos 12:1-2; 1 Co. 6:20), así también los que todavía no han muerto, mueran o no, tienen la consigna de ser fieles hasta la muerte, una vida de sacrificio, así como la tuvieron los de la visión.

Rev 6:12 Miré cuando abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de luto, la luna entera se volvió toda como sangre
Rev 6:13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
                                                                              
Cuando se abre el sexto sello, Juan ve “señales en el cielo”, es una visión simbólica que desde el punto de vista de un ser terrestre nos quedaríamos sin ninguna fuente de iluminación, sin la luz solar, de la luna o de las estrellas, porque estarían ocurriendo eclipses.

¿Qué quiere decir esto?, la luz es considerada en la Biblia como algo que nos puede guiar (guía divina), que nos puede dar una salida ante algún problema o inconveniente (Sal. 43:3; 119:105; Pro. 6:23; Isa. 51:4; Jn. 1:4-9; 3:19-21; 8:12; 9:5; 12:35-36,46; Hch. 13:46- 47; Lu. 2:32; 1Pe. 2:9; Ro. 2:17-24; 13:12-14; Ef. 5:3-18; 1Te. 5:4-9), siguiendo esta metáfora, el quedarnos sin la luz “del sol, la luna y las estrellas” significaría estar sin ninguna fuente de iluminación, en oscuridad, sin ninguna guía, sin ninguna salida para cualquier problema, esta conclusión concuerda con lo que le ocurrió a Babilonia cuando fue conquistada por los Medos y los Persas, Isaías dio la siguiente profecía en 13:9-11: ”He aquí que viene el día de Jehová, inexorable con indignación y con ira ardiente, para convertir la tierra en desolación, y para destruir de en medio de ella sus pecadores. Porque a las estrellas del cielo y sus constelaciones no despedirán luz; se obscurecerá el sol en su salida, y la luna no hará resplandecer su luz. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y acabaré con la arrogancia de los presumidos, y humillaré la altivez de los terribles.” (Versión Moderna), los Babilonios fueron conquistados y el cielo se les “oscureció” sin poder ver ninguna salida ante su derrota, sin poder defenderse de los Medos y los Persas.

Expresiones muy parecidas hay en Joel 2:31; Hechos 2:20; Mateo 24;29-31; Marcos 13:24-27; Lucas 21:25-28 de cosas que sucederán antes de la venida de Jesús, indicando de alguna manera que antes del regreso del Mesías no habrá ningún tipo de “luz” que guíe, sino desesperación y preocupación, al menos en un principio para Israel, por el hecho de no encontrar una salida ante los problemas o inconvenientes que habrán en ese lapso de tiempo precedente a la venida del Mesías, recordemos que estas cosas las ocasionará el anticristo (ver Capítulo 3.1) en los últimos 3 años y medio (ver Cronología).

Lo del terremoto no necesariamente puede ser literal, si tomamos que las señales anteriormente mencionadas son simbólicas (versión Reina Valera 1995):

Rev 6:14 El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla fueron removidos de sus lugares.
Rev 6:15 Los reyes de la tierra, los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, todo esclavo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes,
Rev 6:16 y decían a los montes y a las peñas: "Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero,
Rev 6:17 porque el gran día de su ira ha llegado y ¿quién podrá sostenerse en pie?"

Terminaron los 7 años (ver Cronología) del reinado del anticristo (ver Capítulo 3.1), Jesús (el cordero) ya llegó para doblegar a las naciones.

Juan ve un “cielo” que se enrolla, pero ¿Qué es este cielo?, en la Biblia muchas veces se usa la palabra cielo para designar a gobiernos humanos como se ve en Isaías 34:4-5 refiriéndose al juicio sobre Edom, quién fue invadida por los Babilonios, no se sabe que en ese tiempo haya ocurrido algo sobrenatural en los cielos naturales pero si en los cielos simbólicos, en el gobierno humano de Edom que fue derrocado.

De esta manera, cuando venga Jesús “enrollará los cielos” humanos, quitando la gobernación humana y estableciendo la suya (2 Pedro 3:7, Rev. 20:6).

¿Y a que se refiere con las montañas e islas removidas de su lugar?, algo parecido dijo el profeta Nahum en 1:5 refiriéndose a la caída de Nínive (parecido a Jeremías 4:24), aunque las montañas no se mecieron literalmente pero para Nínive su caída inevitable fue como si las cosas que ellos pensaban que eran invencibles (como Nínive) parecidas a las montañas inmovibles, fueron destruidas, algo parecido tal vez vio Juan en su visión, lo que indicaría que para la gente del tiempo de la llegada de Jesús, el ver destruidas sus más grandes metrópolis, megaconstrucciones importantes o poderosos ejércitos sería tan imposible como ver a todas las grandes y pesadas montañas e islas removidas de sus lugares, algo que nadie se lo esperaba.


Juan ve a todo tipo de personas escondiéndose de Dios y Jesús y dicen: “… a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y ocultadnos de la cara del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero” (Biblia Nacar - Colunga), algo parecido dijo el profeta Oseas en 10:8 sobre el juicio sobre Samaria, aunque las montañas no cubrieron literalmente a nadie, pero esas palabras muestran la desesperación de las personas ante la destrucción inminente, tanto que desearían que antes las montañas y las colinas los cubran, Jesús también usó la misma expresión el Lucas 23:29-30 para indicar la desesperación que la gente de Jerusalén sentirían cuando Roma la destruiría en el año 70 E.C., no había escapatoria para ellos, tal vez ni las montañas eran seguras o tal vez estas impedían su huída como barrera, y sólo podían pedir que los cubran para ocultarlos o librarlos de la masacre Romana, sea cual sea el significado exacto, indica claramente que al momento de la llegada de Jesús y de la destrucción indicada líneas arriba, la desesperación de la gente será grande por lo acontecido y no podrán encontrar escapatoria para ello, pero para los judeo-cristianos será un momento de liberación esperado con ansias (Lucas 21:27-28).

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