4.3 LA VISIÓN DEL TRONO DE DIOS


4.3    LA VISIÓN DEL TRONO DE DIOS
                                                                      
Rev 4:1 Después de esto miré, y vi que había una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí era como de una trompeta que, hablando conmigo, dijo: "¡Sube acá y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas!"
Rev 4:2 Al instante, estando yo en el Espíritu, vi un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
Rev 4:3 La apariencia del que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante en su apariencia a la esmeralda.

Juan tiene una visión celestial (se le permitió que la tuviera al abrírsele una “puerta” (Ver Rev. 3:8) u oportunidad para ello), y una voz le dice que le mostrará las cosas que tendrán que suceder en el futuro. En forma espiritual es llevado hasta la presencia del trono de Dios, y lo describe de la manera que mejor puede, comparándolo con piedras preciosas.
Rev 4:4 Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y en los tronos vi sentados a veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.

Juan ve 24 tronos y en ellos a 24 ancianos, para darnos una mejor idea sobre quienes pueden ser los ancianos, veamos el significado de esta palabra griega según “Vine”:

presbuteros (πρεσβύτερος) adjetivo, grado comparativo de presbus, anciano. Se usa: (a) de edad, de cuál sea la más anciana de dos personas (Luc. 15:25), o entre más (Jn. 8:9, «el más viejo»); o de una persona entrada ya en años, con experiencia (Hechos 2:17); en Heb. 11:2, los «ancianos» son los patriarcas de Israel; igualmente en Mat. 15:2; Mc 7.3,5. Se usa el femenino del adjetivo de las mujeres ancianas en las iglesias (1Ti. 5:2), no con respecto a la posición de ellas, sino en cuanto a ser de mayor edad. (b) De rango o posiciones de responsabilidad: (1) entre los gentiles, como en la LXX en Gen. 50:7; Num. 22:7; (2) en la nación judía, en primer lugar, aquellos que eran las cabezas o líderes de las tribus y de las familias, como en el caso de los setenta que ayudaban a Moisés (Num. 11:16; Dt. 27:1), y aquellos reunidos por Salomón; en segundo lugar, miembros del sanedrín, que consistían de los principales sacerdotes, ancianos, y escribas, conocedores de la ley judía (p.ej., Mt. 16:21; 26:47); en tercer lugar, aquellos que dirigían los asuntos públicos en las varias ciudades (Lc. 7:3); (3) en las iglesias cristianas, aquellos que, siendo suscitados y calificados para la obra por el Espíritu Santo, eran designados para que asumieran el cuidado espiritual de las iglesias, y para supervisarlas. A estos se aplica el término de obispos, episkopoi, o supervisores (véase Hechos 20: 17 con v. 28, y Tit. 1:5,7), indicando el último término la naturaleza de su actividad, presbuteroi su madurez de experiencia espiritual. La disposición divina que se ve en el NT era que se debía señalar una pluralidad de ellos en cada iglesia (Hch. 14:23; 20:17; Flp. 1:1; 1Ti. 5:17; Tit. 1:5). El deber de los ancianos se describe por el verbo episkopeo. Eran designados en base de la evidencia que daban de cumplir las calificaciones que Dios había dispuesto (Tit. 1:6-9; cf. 1Ti. 3:1-7 y 1Pe. 5:2); (4) los veinticuatro ancianos entronizados en el cielo alrededor del trono de Dios (Rev. 4:4,10; 5:5-14; 7:11,13; 11.16; 14:3; 19:4). La cantidad de veinticuatro es representativa de condiciones terrenales. La palabra «anciano» no se aplica en ningún lugar a ángeles.

Al parecer, según los textos analizados, el término “ancianos” siempre se ha usado con referencia a humanos y no a ángeles, pero en Revelación parece que el término “24 ancianos” se refiere a seres espirituales que de alguna manera están reinando o reinarán en los cielos, tienen “prendas blancas de vestir”, indicando que son del agrado de Dios (Ver Rev. 3:4-6) y tienen “coronas de oro” dando a entender su autoridad, no parece que fueran humanos debido a que no se indica que ellos deban su salvación a Dios (Ver Rev.5:8-10), pero si se habla en Revelación de humanos que deben su salvación a Dios y a Jesús (Rev.7:4; 14:3-5) como los “144,000 sellados” (Ver Rev. 7:4), a quienes se los mencionan junto con los 24 ancianos en Rev. 14:3 mostrando que no son lo mismo sino que existe una
clara diferencia entre ambos (versión Reina Valera 1995):

Rev 4:5 Del trono salían relámpagos, truenos y voces. Delante del trono ardían siete lámparas de fuego, que son los siete espíritus de Dios.
                                                                                                      



Juan ve “relámpagos” y escucha “sonidos y truenos” que es lo que vió y escuchó Moisés en su tiempo en el monte Sinaí (Ex. 19:16-19), lo cual representaba la presencia de Dios (versión Reina Valera 1995):

Rev 4:6 También delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y junto al trono y alrededor del trono había cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás.
Rev 4:7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.
Rev 4:8 Los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos, y día y noche, sin cesar, decían: "¡Santo,  santo,  santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir!"
Rev 4:9 Cada vez que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,
Rev 4:10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Rev 4:11 "Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas".
                                                                                   
En Rev. 15:2 (Ver Rev. 15:2) Juan también ve un “mar vítreo” pero está mezclado con fuego, como símbolo de ser purificado (1 Co. 3:13; 1 Pe. 1:7), se ve a los fieles a Dios encima, como si fuera un sitio para los ganadores simbolizado por un “mar vítreo mezclado con fuego”, como un lugar preparado para los fieles, algunos lo comparan con el “mar fundido” del pueblo Judío (1 Re. 7:23) y sólo los sacerdotes podían lavarse allí (2 Cr. 4:6), si fuera así, sería la razón por la cual sólo los fieles a Dios como sus sacerdotes actuales (1 Pe. 2:5; Rev. 1:5-6) podrían estar sobre el “mar vítreo” pero cuando esté purificado por “fuego”, un “mar” que está a la vista de Dios, indicando de esta manera que él sabe y está de acuerdo con nuestra purificación.

Juan también ve cuatro seres (ver figura 4.3), parecidos a los seres que vió Ezequiel en su visión (Ez. 1:5-11, 22-28;10: 9-15), que al parecer eran Querubines (ver L.01 – Capítulo III).
                                                                                     
Los veinticuatro ancianos (Ver Rev. 4:4) también rinden adoración a Dios, arrojarán sus coronas como símbolo de que reconocen que todas ellas (Ver Rev. 3:14; 4:4) se las deben a Dios.

Figura 4.3: Los 24 ancianos y los 4 seres vivientes


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